El hombre está de pie, sobre un pequeño pedestal revestido en mármol, y viste la clásica armadura de los jefes de las legiones romanas. A un costado sobresale su espada y en la mano izquierda sostiene un pergamino.
La figura, de tamaño natural, está realizada en bronce y se encuentra en Plaza Lavalle. Recuerda a Marco Ulpio Trajano, un hombre que se convirtió en el primer emperador romano no nacido en Italia y es una curiosidad más de las tantas con que suele sorprender Buenos Aires.
La inauguración de la obra en la Ciudad se realizó el 11 de abril de 1961, cuando Arturo Frondizi era presidente. La instalación de la escultura formó parte de los festejos del sesquicentenario de la Revolución de Mayo (se había cumplido el año anterior) y contó con la presencia del demócrata cristiano Giovanni Gronchi, entonces presidente de Italia. Fue donada por el Centro de Acción Latina de Roma y es una réplica de la original que alguna vez estuvo sobre la Columna de Trajano, en la capital italiana, pero que en 1583 fue llevada al Museo Nacional de Nápoles, donde se encuentra actualmente.
Trajano, como se lo conoció durante los 19 años que estuvo al frente del imperio, había nacido el 18 de septiembre del año 53 cerca de la actual ciudad española de Sevilla, una zona que entonces estaba bajo el dominio romano. Su carrera fue muy trabajada, pero de rápido ascenso. Un ejemplo: a los 24 años comandaba una legión, esas fuerzas militares que integraban entre 4.000 y 6.000 hombres. Para entonces ya había sido cónsul y tribuno. Luego, por su capacidad militar, lo designaron como gobernador de la Germania norte, la frontera más complicada del imperio. Y en el año 98, cuando tenía 45 años, fue elegido emperador.
Cuenta la historia que su estilo abierto para gobernar lo hizo una figura muy popular y querida en Roma. Es que en esos años, Trajano no sólo bajó los impuestos sino que generó trabajo realizando mucha obra pública como acueductos, edificios y hasta un nuevo Foro, cuyas ruinas aún se mantienen en la capital italiana. Además fue el creador de un gran mercado con unos 200 puestos, lo que fomentaba el comercio. Otra obra suya, la famosa Columna (fue realizada en mármol en el año 113 y mide 38 metros de altura) también quedó como símbolo de aquellos tiempos victoriosos. Es que durante su gobierno el imperio romano alcanzó su máxima expansión, calculada entonces en unos seis millones de kilómetros cuadrados, custodiados y dominados con unas 30 legiones.
FUENTE: Parabuenosaires.com
http://parabuenosaires.com/la-historia-de-la-escultura-del-emperador-romano-de-plaza-lavalle/
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